Los 8 grandes desafíos del Aprendizaje

El último Foro Iberoamericano sobre Educación celebrado en Buenos Aires (Argentina) generó un interesante debate sobre cómo impulsar procesos innovadores en las diferentes instituciones educativas. Estuvo orientado a directores, gestores y responsables del ámbito de la educación.

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El investigador y profesor argentino Axel Rivas hace un recorrido por los ocho grandes desafíos del aprendizaje del siglo XXI. Respuestas contundentes a las preguntas que se formulan hoy en día dentro de la comunidad educativa y los gobiernos. No tiene una varita mágica, pero describe con total sentido cómo son los caminos a seguir para conseguir un aprendizaje efectivo. Su documento es una herramienta clave para todo aquel que esté involucrado conscientemente en la educación de hoy.

El mundo de hoy requiere formar personas muy distintas a las de otras épocas y dar respuesta a muchas preguntas que han ido surgiendo a lo largo de los últimos años. Preguntas de futuro que nos sirven para redefinir los objetivos y los sentidos de lo que se aprende en las escuelas.

Axel Rivas, en su documento titulado ¿Qué hay que aprender hoy? De la escuela de las respuestas a la escuela de las preguntas pone en primer plano los 8 desafíos más importantes que tiene la educación en la actualidad y que desgranan las claves más importantes para saber cosas como qué enseñanzas debe priorizar la escuela o cómo se evalúan las nuevas habilidades que deben conseguir los y las estudiantes.

Rivas es profesor, investigador y director en la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés, Argentina y autor de varios libros y artículos sobre perspectivas comparadas y políticas de educación.

Propone cuestionarse el orden curricular conocido, desmontarlo e imaginar opciones. Es necesario redefinir la pregunta que se hacen los estudiantes constantemente cuando se les presentan los contenidos en el aula: ¿para que me sirve aprender esto? Y, de paso, complementarla con otra compartida por muchos docentes: ¿cómo se lleva a la práctica un cambio curricular?

Estos son los 8 desafíos del aprendizaje:

1. ¿Quién define qué enseñar?

“Las definiciones sobre qué enseñar dependen de cada contexto y son parte de las disputas por la apropiación del sentido y la distribución de la riqueza simbólica de las sociedades. En países excesivamente centralizados será más importante abrir consultas, en contextos de fragmentación habrá que encontrar pactos superadores. No hay una fórmula mágica”, señala el autor.

La pregunta debe servir para pensar el currículo como un debate democrático por el futuro de la educación y cuestionarse y desmontar el orden curricular conocido. Muchos autores como Eisner o Postman ya lo plantearon y países como Portugal y Singapur ya lo están llevando a cabo.

2. ¿Todos deben aprender lo mismo?

Los sistemas educativos muestran distintas tradiciones en torno a preguntas como qué deben aprender los y las alumnas, hasta qué edad o si debe haber circuitos segmentados por habilidades o por especializaciones en la educación secundaria.

“Los países de tradición latina fueron en general más cercanos a posiciones curriculares centralizadas y homogéneas; los germanos diseñaron el modelo dual de separación a edad muy temprana en escuelas vocacionales para el trabajo manual y académicas para seguir estudios en la universidad; los anglosajones tendieron a ofrecer más opciones electivas a cada estudiante; los países nórdicos apoyaron la escuela secundaria comprehensiva integrada, pero con mayor personalización en la enseñanza. Estos modelos abren el debate sobre la educación común y el rol del Estado en la creación de una plataforma nacional de saberes compartidos como principio de ciudadanía”.

El autor insiste en que las preguntas sobre la especialización en el aprendizaje deberán redefinirse por completo en los próximos años. “Los algoritmos pueden personalizar el aprendizaje exacerbando las desigualdades al crear patrones basados en conductas y contextos previos”, reflexiona Rivas.

3. ¿De dónde sale el tiempo para enseñar todo esto?

Para el autor, son las políticas curriculares de cada país y contexto las que deben actualizarse y definir criterios para priorizar conocimientos y destrezas. Y son las escuelas y los docentes quienes deben tomar decisiones cada año y cada semana sobre qué contenidos priorizar.

“David Perkins ha legado un libro con instrucciones claras para abordar la dura tarea de la selección curricular. En Educar para un mundo cambiante, Perkins (2014) define que hay que priorizar la enseñanza de los grandes temas de comprensión, definidos en base a cuatro criterios:

– Grandes en información.

– Grandes en actos.

– Grandes en ética.

– Grandes en oportunidad.

Según Axel Rivas, estos criterios permiten asumir la necesaria tarea de selección y priorización de aquello que hay que enseñar.

Podríamos trasladar la famosa pregunta sobre qué libro te llevarías a una isla desierta para pensar el currículo: si tuvieses un tiempo (un semestre, un año, seis años…) para enseñarle lo más importante a un niño o a un joven, ¿qué querrías enseñarle?

4. ¿Cómo enseñar todo esto?

“Debemos ser capaces de reimaginar el régimen pedagógico dominante de la escuela tradicional: no se puede enseñar a pensar con las mismas propuestas didácticas que se enseña a memorizar respuestas”, señala el autor con mucha razón.

Existe un concepto muy importante para poner en práctica en las escuelas, que es el de enseñar a pensar. Pero para ello, debemos saber cómo aprenden los y las estudiantes.

“Desarrollar la comprensión implica enseñar con actividades intelectuales auténticas, profundas y criteriosas. Las aulas deben ser espacios de planteo y testeo de hipótesis; observación y descripción; creación y desarrollo de explicaciones e interpretaciones; razonamientos constantes basados en evidencia; pensamiento relacional que busca patrones, conjeturas y generalizaciones; construcción de argumentos y conexiones; reflexiones basadas en diversas perspectivas y puntos de vista que cruzan la historia, la comparación y la descentralización; indagaciones que fomentan debatir con argumentos; formulación de preguntas; asombrarse y emocionarse con lo desconocido; descubrimientos de lo complejo debajo de la superficie; producción de síntesis sobre el corazón de un argumento para aprender a extraer conclusiones”.

Son imprescindibles las estrategias de enseñanza basadas en proyectos inmersivos, resolución de problemas reales, aprendizaje en servicio, relatos e historias, debates y simulaciones, producciones reales y compartidas, el conectismo y el cooperativismo. La clase expositiva será un recurso más entre tantos otros.

“Estas propuestas han situado el problema del fracaso escolar en el propio edificio homogéneo de la escuela moderna, que reproduce su forma sin comprender a los sujetos, sus desigualdades, sus historias y sus trayectorias”. Este trabajo podrá extenderse cada vez más gracias al acceso a la tecnología. La formación docente debería hacer recomendaciones a los estudiantes sobre qué plataformas, videojuegos o aplicaciones educativas (además de libros impresos, claro está) pueden aprovechar para profundizar sus estudios, intereses y pasiones. Pero las transiciones se harán con calma y perseverancia.

5. ¿Cómo se evalúan las nuevas habilidades de enseñar?

Las preguntas sobre cómo medir lo que se aprende están entrando en un nuevo estadio a partir de la aparición del Big Data y la inteligencia artificialEn China, una de cada cuatro escuelas forma parte de un experimento para corregir ensayos por vía de la inteligencia artificial.

Los mecanismos de reconocimiento facial ya pueden desvelar el “estado emocional de las aulas” con sensores que alertan a los docentes sobre situaciones de aburrimiento o desatención.

¿Queremos medirlo todo o habrá que encontrar nuevas formas de entender la privacidad del aprendizaje?

Los especialistas indican las estrategias de evaluación de procesos que no dependan tanto del examen final; miradas integrales de los estudiantes con participación colegiada de los docentes; rúbricas para tener criterios más claros a la hora de corregir; porfolios para impulsar la actividad, la autoría y el reconocimiento de los estudiantes, entre otras modalidades.

6. ¿Qué condiciones deben existir para redefinir la misión de las escuelas?

“Los sistemas educativos están llenos de injusticias y desigualdades: ¿qué pueden hacer aquellos que están en desventaja?, ¿qué se puede cambiar cuando hay urgencias constantes?”.

Es necesario apelar a las políticas públicas para potenciar el desarrollo y la equidad en los países, sin lo cual la educación siempre estará en desventaja.

Lo segundo es apelar a la noción de umbrales de actuación. En cada contexto hay distintas condiciones que permiten avanzar de manera más o menos profunda.

Las políticas públicas deberían concentrarse en lograr aumentar las condiciones de cambio de las escuelas para mirar el futuro de la educación con esperanzas.

Las políticas de prestigio de la docencia serán vitales para recomponer la autoridad pedagógica, el poder de planificación didáctica con tiempo de trabajo en equipo, la creación de comunidades horizontales de trabajo no tomado únicamente por las urgencias sociales.

7. ¿Cómo estabilizar los cambios?

“Los sistemas educativos necesitan estabilidades y flujos de continuidad en sus prácticas. El desconcierto los amenaza. ¿Cómo conjugar esta necesidad de estabilidad y la revisión constante de lo que hay que enseñar en un mundo cambiante? Tres mecanismos pueden ser activados para esta doble función de continuidad y cambio.

  • El primero es la creación de instituciones protectoras del cambio: agencias y equipos reguladores de los flujos. Agencias de innovación en los ministerios, pequeños equipos en las escuelas, dinamizadores en las instituciones productoras de contenidos.
  • El segundo es un mecanismo más local: estabilizar buenas prácticas. Los cambios curriculares necesitan anclajes concretos que los hagan visibles, comprensibles y replicables. Hay que encontrar proyectos que integren contenidos y destrezas y estabilizarlos cuando son probados y funcionan.
  • El tercer mecanismo es la formación de las capacidades de los docentes para interpretar el currículo, repensarlo y ajus El verdadero proceso de actualización debe confiar en los docentes como actores con formación y condiciones de trabajo adecuadas para actualizar, seleccionar, priorizar y combinar conocimientos y destrezas en cada sala de clases».

8. ¿Qué tipo de sistema educativo podría enseñar las nuevas habilidades?

Es tiempo de reprogramar la máquina escolar tradicional. Los sistemas necesitan rutinas, procesos automatizables, técnicas de estandarización y continuidad.

Las alteraciones profundas requieren actores que puedan comprender la historia de los sistemas educativos para desnaturalizarlos, decodificarlos y hackearlos. Los políticos (y especialistas) necesitan abordar las condiciones del cambio de los sistemas.

El desafío es tan profundo que requiere construir las condiciones necesarias para no hacer promesas imposibles: presupuesto, liderazgo legítimo, capacidades técnicas, diálogos y tiempo.

Nada profundo de los sistemas cambiará sin estas condiciones.

El motor de arranque es un doble juego de poleas:

– Partir de una visión clara de lo que se pretende que los estudiantes aprendan.

– Desnaturalizar el sistema educativo tradicional con alternativas profundamente innovadoras pero viables.

Fundación Santillana trabaja justo en esa misma línea, por eso continuaremos reflexionando sobre el aprendizaje en este blog.